Física cuántica para los pobres de espíritu

domingo, 25 de julio de 2010

Echo & The Bunnymen - What Are You Going To Do With Your Life? (1999)

Cuando Echo & The Bunnymen se separó en 1988 dejó como legado una discografía inmaculada y, teóricamente, definitiva. Si tenemos en cuenta la suma de desencuentros y errores que signaron los años posteriores a la ruptura, nada hacía pensar que un retorno digno era posible. Sin embargo, esto no fue así… pero mejor comencemos por el principio.

Independientemente de la valoración que pueda hacerse sobre sus méritos artísticos, es imposible negar que la aparición de los Sex Pistols provocó un cataclismo en la música inglesa. De los escombros surgieron decenas de grupos que, con menor o mayor capacidad de recursos, fueron sumándole experimentación, melodías y melancolía a la rabia original del punk. En 1978, poco tiempo después de pelearse con Julian Cope y abandonar The Crucial Three, Ian McCulloch formó Echo & The Bunnymen junto a Will Sergeant (guitarra), Les Pattinson (bajo) y Echo, la maquina de ritmos que ocupó el lugar de cuarto integrante del grupo hasta que en 1980 ingresó Pete de Freitas. La banda contaba con cualidades como para sobresalir rápidamente: la notable voz de McCulloch, la pericia de Sergeant, y una gran lucidez para entender que la oscuridad y el encierro solo tienen sentido cuando se los contrapone a la luz. "Crocodiles" (1980), "Heaven Up Here" (1981) y "Porcupine" (1983) evidencian su evolución constante. Podemos escuchar estos discos como clásicos de la era post-punk y disfrutarlos por su peso específico, pero también debemos pensarlos como borradores de "Ocean Rain", una obra extraordinaria.

"Ocean Rain" (1984) es el soundtrack de una travesía nocturna por aguas turbias. McCulloch, secundado por un Seargent brillante y una orquesta de 53 músicos, rememora tiempos pretéritos mientras descubre que el horizonte es inalcanzable y nuestro destino ya está escrito. "The Killing Moon", probablemente la mejor canción de todos los tiempos, es el momento culminante de este viaje. Al año siguiente Echo & The Bunnymen publicó "Songs to Learn & Sing" (1985) una recopilación de simples que incluyó la inédita "Bring On the Dancing Horses" y los hizo conocidos en todo el mundo. La primera etapa de su carrera se cerró con la edición de un disco homónimo. "Echo & The Bunnymen" (1987) ofreció una colección de canciones de indudable calidad en la que se destacan "Lips Like Sugar" y "The Game". Sin embargo, estuvo lejos de alcanzar su principal objetivo: la consagración en Estados Unidos. Por otra parte, más allá de poseer numerosas virtudes, el disco tampoco se acercó a la majestuosidad de "Ocean Rain". Estos motivos, sumados a las tensiones que había entre Ian y el resto de los músicos desembocaron en la separación del grupo, y es en este punto cuando volvemos al principio del post.

La edición de "Candleland" (1989) -el endeble debut como solista de Ian- la muerte de Pete de Freites y la edición de "Reverberation" (1990) -el psicodélico e insulso disco de unos Echo & The Bunnymen cuya formación estaba integrada por Sargeant, Pattinson y un ignoto vocalista llamado Noel Burke- acabaron con la esperanza que teníamos de que la separación fuera transitoria. "Mysterio" (1992), el segundo disco de Ian McCulloch, solo sumó una nueva decepción a pesar de "Lover, Lover, Lover"... Al año siguiente recibimos una noticia tan inesperada como excitante: McCulloch estaba trabajando en un nuevo disco junto a Johnny Marr, pero la expectativa rápidamente se vio frustrada, ya que al poco tiempo nos enteramos que el registro de esas sesiones se había extraviado. Si bien las grabaciones nunca aparecieron -se trata de uno de los discos perdidos más famosos de la historia del rock- este encuentro sirvió para que Ian recuperara la confianza en si mismo, como confesaría años más tarde. A sabiendas de que necesitaba un colaborador de peso, en 1994 McCulloch hizo las pases con Sergeant y juntos formaron una nueva banda que, por una cuestión de derechos de autor o por pudor, se llamó Electrafixion. "Burned" (1995), el único disco que editaron, presenta dos canciones - quizás tres- del inconcluso proyecto McCulloch-Marr. A pesar de eso, el resultado es decepcionante. Dark, ruidoso y totalmente inconexo con la música que se escuchaba por ese entonces, dejó un gusto amargo a propios y extraños. Después de tantos pasos en falso, nada hacía imaginar que en 1997 Les Pattison iba a unirse a Ian y Will para darle vida a unos renovados Echo & The Bunnymen; mucho menos que el fruto de ese retorno iba a ser un disco de la envergadura de "Evergreen". Lejos del esplendor y la psicodelia de la década pasada, la banda ofreció en su regreso un álbum austero, repleto de melodías redondas, que aborda la tradición pop inglesa desde un nivel superior al del britpop. “Nothing Last Forever” -con coros de Liam Gallagher- y "Empire State Halo" son mis canciones predilectas. El próximo paso de la banda fue más sorprendente todavía.

Una de las particularidades de Echo & The Bunnymen es que en todas sus portadas -excepto en la de su disco homónimo, que consistía en un primer plano de sus rostros- aparecen en medio de paisajes naturales. En "What Are You Going to Do with Your Life?" otra vez vemos un paisaje, un camino inhóspito en el medio del desierto, pero la imagen es desconcertante: solo Ian transita por ese camino. Les Pattison tenía que cuidar a su madre enferma y decidió no participar en la grabación del álbum. Will Sergeant si lo hizo, pero lo vivió como un suplicio. Tiempo más tarde declaró lo siguiente: "Hacer ese disco fue probablemente el peor momento de mi vida entera. Lo odiaba. Estoy en todos los tracks, aquí y allá, pero en general me quedé en la tienda… Fue una experiencia horrible". La portada, entonces, anticipaba el contenido: este es el tercer disco solista de Ian McCulloch, quien de esa manera salda cuentas por la edición de "Reverberation". A diferencia de sus débiles trabajos anteriores, esta vez Ian logra un resultado excelso. Con el acompañamiento de la London Metropolitan Orchestra, graba nueve canciones que tienen mucho más que ver con Burt Bacharach que con su propio pasado. "Ya no tengo miedo de la usura, del envejecimiento, porque sé que puedo encarar el futuro sobre estas nuevas bases. Tampoco tengo la necesidad de autocompadecerme; es como si estas canciones tan directas y personales hubieran tenido un efecto catártico. Olvídense de "The Bends" y de "Nevermind": acá tienen el mejor disco de la década. Al fin de cuentas, era bastante fácil de hacer: bastaba con ser yo mismo y decir la verdad". Las palabras de McCulloch encuentran su respaldo en una serie de canciones pletóricas de elegancia: la simpleza de "What Are You Going to Do With Your Life?", la belleza inconmensurable de "Rust", y la ternura de "Fools Like Us" son frutos de un songwriter maduro, que está atento a todas las miradas pero es fiel a su esencia; que pretende ser Sinatra, Bowie y Leonard Cohen al mismo tiempo y en el intento consigue despojarse de todos los clichés para, finalmente, ser el mismo.

La discografía de Echo & The Bunnymen tuvo su continuación con el psicodélico "Flowers" (2001) en donde Will Sergeant volvió a tener un papel protagónico; "Siberia" (2005) otro gran álbum que retomó elementos de "Evergreen" y "What Are You Going To Do..." para demostrar que la banda tenía una vigencia elogiable; y el rockero "The Fountain" (2009), que a pesar de su sonido poderoso, roza la vulgaridad, convirtiéndose de esa manera en su trabajo menos recomendable. "The Fountain" tiene algunos puntos de contacto con "Slideling" (2003) el tercer -¿o cuarto? disco de Ian McCulloch, que ofrece una serie de canciones correctas, de sonido claro y homogéneo, pero no mucho más que eso.

Track List:
01. What Are You Going to Do With Your Life?
02. Rust
03. Get in the Car
04. Baby Rain
05. History Chimes
06. Lost on You
07. Morning Sun
08. When It All Blows Over
09. Fools Like Us

domingo, 11 de julio de 2010

Shack - Here's Tom With The Weather (2003)

Además de ser uno de mis pasatiempos favoritos, investigar los hypes de la prensa musical inglesa es una actividad que me reporta numerosas utilidades. Leer que Kasabian, Maximo Park, Bloc Party, Kaiser Chiefs, The Courteneers, The Klaxons, These New Puritans o The Horrors son presentados como los nuevos Beatles/Smiths/Stone Roses y luego esperar a que desaparezcan rápidamente -o lo que es peor, a que publiquen un segundo disco espantoso- es un recordatorio permanente de que la mejor música de los últimos años se está gestando lejos del Reino Unido. Además, peer to peer mediante, me ha servido para distinguir lo accesorio de lo importante: comprar el primer simple de Hurts o The Drums antes que nadie ha pasado a ser una jactancia anticuada, y por lo tanto inútil... Si repasamos los hypes más insólitos de los últimos veinte años, hay dos que se destacan particularmente. El primero fue gestado por la extinta Melody Maker a mediados de los noventa y pretendió consagrar al RoMo (Romantic and Modernist). La supuesta resurrección del movimiento New Romantics estaba liderada por grupos como Orlando, Sexus, Dexdexter, Hollywood, Plastic Fantastic y Viva. Con mucho esfuerzo conseguí los simples de todos estos grupos: eran absolutamente inservibles. Como se imaginaran, el invento no funcionó y a las pocas semanas el RoMo pasó al olvido. El segundo hype, si bien fue exagerado, pretendió ser un acto de justicia y tuvo como protagonista a la banda que hoy nos ocupa: Shack.

El ejemplar del 23 de octubre de 1999 del NME tenía un titulo sorprendente: “Este hombre es nuestro songwriter más grande ¿Lo reconoce?” La portada era ocupada por una foto enorme de Michael Head, al que está claro, casi nadie conocía. Lo curioso es que Head no era ningún novato, más bien todo lo contrario: debutó en 1982, con la edición de "(There's Always) Something on My Mind", el simple debut de The Pale Fountains. El primer grupo de este campeón desparejo poseía un repertorio pletórico de canciones pop sencillas y delicadas, pero también hay que decirlo, carecía de la grandeza de, por ejemplo, The Smiths o de sus vecinos Echo and the Bunnymen. El sorprendente "Pacific Street" (1984) y su sucesor, “From Across the Kitchen Table” (1985) -que aportaba mayor volumen en las guitarras y la producción de Ian Broudie (The Lightning Seeds)- tuvieron una tibia recepción y The Pale Fountians se disolvió en 1986. Inmediatamente Michael convocó a su hermano John y juntos formaron Shack. Esta banda debutó en 1988 con "Zilch", un disco que nunca escuché pero que las reseñas coinciden en señalar como prescindible. En 1991, luego de un nuevo cambio de compañía discográfica y de numerosos contratiempos, grabaron “Waterpistol”. La noche en que terminaron de mezclarlo se incendió el estudio y con él, las cintas originales del álbum. Chris Allison, su productor, tenía una copia en DAT, pero esa noche viajó a los Estados Unidos y se la olvidó en el auto que había alquilado. Cuando las cintas aparecieron en la casilla de correo del grupo, después de seis semanas de búsqueda desesperada, el sello que debía editar el disco ya no existía más… Shack se disolvió y los hermanos Head se sumaron a la formación de Love, el mítico grupo de los 60's que giraba por el mundo de la mano de su líder Arthur Lee. El trabajo duró poco, y nada se supo de Shack hasta 1995, cuando una pequeña discográfica alemana editó "Waterpistol". Como siempre, el álbum obtuvo buenas críticas pero sonaba demasiado fuera de tiempo como para llamar la atención de un público que estaba inmerso en las arrogantes tonadas del Brit Pop. En 1997 se produjo un nuevo retorno de los hermanos Head gracias a los oficios de un fan francés, quien financió el álbum de The Strands, la nueva encarnación de Shack. Su título fue “The Magical World of the Strands”, y a pesar de que se trataba del mejor disco que habían concebido los Head hasta ese momento, todo intento de trascendencia se vio frustrado por culpa de la adicción a la heroína que arrastraban Michael y John. Llegó 1999, un contrato con el sello London, el disco "HMS Fable" editado por unos reformados Shack, y la famosa tapa del NME. Pero, como contra el destino nadie la talla, ni el hype ni la calidad de las canciones lograron que el grupo finalmente se hiciera famoso. "HMS Fable" es uno de los grandes álbumes de brit pop editado cuando el brit pop ya era un chiste viejo, y la formula Beatles + Bacharach + The Who no le interesaba ni siquiera a los ingleses, que por entonces se conmovían con las lagrimas de cocodrilo de Thom Yorke o bailaban con un insoportable Moby. Por otra parte, más allá de su indudable calidad, "HMS Fable" tampoco merecía semejante hype. A pesar de ese nuevo fracaso y cuando nadie lo esperaba, Shack regresó por enésima vez en el 2003 con el fantástico “Here's Town with the Weather", un sorprendente álbum de canciones atemporales. "Soldier Man", "Byrds Turn to Stone", "Carousel" y "Chinatown" podrían haber sido escritas por Arthur Lee, Roger McGuinn, David Crosby o el Ian McCulloch de "Evergreen". Michael canta con una tranquilidad inédita, como si por fin hubiera asumido su destino y se conformara con ser solo un modesto trovador; confirmando, casi sin querer, que las valoraciones que se habían hecho en torno a su genio compositivo no estaban tan erradas después de todo.

El último trabajo de Shack se llama "On the Corner of Miles and Gil" (2006) y fue editado en Sour Mash Records, el sello de Noel Gallagher. "On the Corner of Miles and Gil" condensa la energía de "HMS Fable" con la armonía de “Here's Tom's with the Weather", redondeando un disco muy recomendable.

Track List:
01. As Long as I've Got You
02. Soldier Man
03. Byrds Turn to Stone
04. The Girl with the Long Brown Hair
05. On the Terrace
06. Miles Apart
07. Meant To Be
08. Carousel
09. On the Streets Tonight
10. Chinatown
11. Kilburn High Road
12. Happy Ever After

domingo, 4 de julio de 2010

Lloyd Cole - Love Story (1995)

Internet, este mundo ancho y ajeno, me ha permitido conocer gente realmente encantadora. Una de ellas es Paola Simeoni, quien nos relata la historia de Lloyd Cole y su "Love Story".
Hace unos días recibí una invitación para escribir sobre Lloyd Cole y, más precisamente, sobre su disco "Love Story". En estos momentos, aceptado el amable convite, me encuentro frente a mi pc y me doy cuenta de que me metí en un lío. Es que podría tirar unos cuantos datos biográficos (de hecho lo voy a hacer), decir que Cole nació hace casi 50 años en Inglaterra y que después se mudó a Escocia para estudiar y que, en lugar de agarrar los libros, armó una banda de rock, Lloyd Cole and the Commotions. Podría decirles que, como los mejores rockers ochentosos, Lloyd usaba jopo y se vestía de negro, pero no era sólo un moderno ejemplar, también tenía buen gusto para escribir buenas canciones. En esa época muchos hermanaron a su banda con The Smiths y esa filiación, creo, no era arbitraria. Cierta tristeza existencial (que se mantuvo después durante toda su carrera) y una voz personal e inconfundible (que tampoco se desgastó con el pasar de los años) lo enrolaban sin duda en un posible club en el que Morrissey sería insigne y autoproclamado presidente. Alguna parte de la crítica los acusó de tilingos, de pecar de exceso de citas a escritores y personajes cools, pero lo cierto que los tres discos de la banda ("Rattlesnakes", "Easy Pieces" y "Mainstream"), más o menos snobs, dejaron canciones que aún ahora, pasadas las décadas se sostienen como si recién hubieran sido escritas. Por favor chequeen "2CV", "Are You Ready To Be Heartbroken?", "Lost Weekend", "Jennifer She Said", entre otras) También podría hacer caso a lo peticionado y elaborar un análisis pormenorizado de "Love Story". Pero alcanza con decir que en los 90 Lloyd Cole se fue a los Estados Unidos donde intentó construir una carrera solista. Si revisamos sus declaraciones, él mismo reconoce que anduvo a tontas y alocas tratando encontrar el tono que le permitiera conquistar la gloria en el nuevo continente, pero como no lo logró (su música está condenada -o predestinada- a ser para unos pocos), se decidió a ser él mismo y en 1995 editó (en pleno furor grunge, ja!) el mentado "Love Story". Evidentemente, lo suyo son las canciones pop de amor y, sobre todo, de desamor. Las letras de "Love Story" describen al amor como una fatalidad, como algo que sabemos que nos va a doler, pero con el que insistimos meternos una y otra vez. Cole, en su primer disco ya nos preguntaba si estábamos listos para que nos rompan el corazón y acá, en "Love Story", nos cuenta las muchas causas posibles por las que te puede quedar el corazón con agujeritos. También podría contarles que Cole todavía anda de gira por el mundo, sólo con su guitarra y con los cds que él mismo vende a la salida de sus recitales. Evidentemente, lo suyo no es la música para las masas, pero sí una perseverancia malhumorada de la que hace militancia. Además, acaba de anunciar en su blog que va a sacar un nuevo disco, mitad financiado por una discográfica alemana y mitad solventado por sus fans que compraron en pre-venta una edición de lujo de un álbum que ni siquiera se empezó a grabar. Pero pasa que, escribí todo eso, se está acabando el post, y pienso que todavía no pude expresar bien por qué es bueno Lloyd Cole, por qué vale la pena visitar sus discos antiguos y actuales. Y ahora, cuando me queda poco para terminar, intento una respuesta: y es porque, pienso, le encontró el secreto a ese género tan peligroso que es la música pop. Porque dio con la formula para lograr aquello que las canciones pop hacen: tratar con música amable, espíritu liviano y las palabras justas los temas más profundos e importantes. Y los que necesitamos de esta música ligera para banda de sonido de nuestras vidas también necesitamos a espíritus sensibles como Lloyd Cole, para que nos acompañen y expresen lo que nosotros no sabemos o no podemos explicar, como le pasa a este post fallido.

Paola Simeoni


Pueden disfrutar de la pluma de Paola en los siguientes sitios: De Filias y Fobias y ¡Esto es un bingo!

Track List:

01. Trigger Happy
02. Sentimental Fool
03. I Didn't Know That You Cared
04. Love Ruins Everything

05. Baby Listen
06. Be There
07. Unhappy Song

08. Like Lovers Do
09. Happy For You

10. Traffic

11. Let's Get Lost
12. For Crying Out Loud