Física cuántica para los pobres de espíritu

sábado, 5 de junio de 2010

Suzanne Vega – Nine Objects Of Desire (1996)

El transcurrir de la década del noventa fue bastante inusual en el ámbito de la música pop. El estado de las cosas cambió drásticamente –los cánones establecidos se esfumaron cuando Nirvana destronó del primer puesto de los rankings a Michael Jackson en 1991- pero, a diferencia de lo que había sido una constante hasta entonces, buena parte de los músicos que habían brillado durante el decenio anterior prolongaron su vigencia artística. Básicamente porque el nuevo escenario también benefició a los viejos actores, quienes sintieron la liberación de muchos de los corsés -implícitos o explícitos- que contenían su creatividad. Dicho de otra manera, la música se fue para el lado de los tomates y quienes tenían algo que decir contaron con estructuras más flexibles para hacerlo. Para ilustrar esta situación elegí a "Nine Objects Of Desire" (1996), el álbum más ambicioso de una cantante paradigmática de los ochenta: Suzanne Vega. Carolina Giudici, autora del exquisito blog Morir en Venecia, nos cuenta su historia en el texto que engalana este post.

Hay algo muy maternal en Suzanne Vega. Tal vez sea su voz, ese timbre discreto e inconfundible, lo que siempre me llevó a pensarla como una mujer que canta bajito para arrullarnos junto al fuego, para arroparnos y prepararnos para la locura del mundo, sin negarla jamás. Incluso en los ’80, cuando por su juventud era difícil verla como una madre, sin dudas ella era esa hermana mayor que todos queríamos tener, la hermana que por la noche toma su guitarra e improvisa una poesía para hacernos sentir mejor.

Lo suyo es el folk susurrado, intimista, riguroso, acuñado en los barrios menos glamorosos de Manhattan. Vega no es de las que se dedican a desmenuzar frustraciones amorosas. Sus letras más memorables son las que narran historias, que pueden ir desde una leyenda medieval como "The Queen and the Soldier" de su álbum debut (1985), hasta los grises relatos de lo cotidiano, como el ya clásico “Luka”, que convirtió a su segundo disco, "Solitude Standing" (1987), en el más exitoso de su carrera (y que también incluía el tema a capella "Tom’s Dinner"). En su tercer álbum, “Days Of Open Hand” (1990), un trabajo complejo aunque subestimado en su momento, la autora sumó coloraciones pop sin abandonar la trama acústica y minimalista que define su estilo. El desconcierto llegó dos años después, cuando editó el álbum titulado “99.9º” junto al productor Mitchell Froom (futuro marido de Vega). Aún hoy cuesta reconocer que un tema electrónico y distante como "Blood Makes Noise" le pertenezca. “99.9º” es un disco un tanto anárquico, salpicado por sonidos de sintetizadores y cuerdas destempladas que conviven con las composiciones serenas y melancólicas de la Vega tradicional. Es evidente que la californiana necesitaba experimentar, desperezarse, ampliar su paleta de acordes, ejercicios que siempre son saludables para el arte, como quedaría demostrado en su siguiente CD, “Nine Objects Of Desire”, editado en 1996.

Quizás lo más raro de “99.9º” siga siendo escuchar cómo en la mezcla de sonido la voz de Vega fue distorsionada para imprimirle ecos metálicos. Ese mismo recurso aparece en el primer track del nuevo disco, "Birthday", ante lo cual uno anticipa que la artista seguirá en la misma línea estilística. Pero “Nine Objects Of Desire” resultó ser mucho más sofisticado y compacto que el anterior, incluyendo la canción más sensual de todo la discografía de Vega. Hablamos de "Caramel", hermosa balada de guiños latinos y suave erotismo, que sería parte de dos soundtracks de películas: The truth about cats and dogs (1996) y Closer (2005). Nunca habíamos escuchado esta clase de melodías en Suzanne, como tampoco el pop perlado de “Headshots”, la ambición jazzística de “Tombstone” o el certero cello de “My Favorite Plum”. Por supuesto, también están los arreglos del sello Froom, que se hacen sentir en “Casual Match”, “Thin Man” y “Lolita”, recordando los climas disonantes de "99.9º". En lo personal, me quedo con la ternura de “World Before Columbus” y el misterio de “Honeymoon Suite”, porque allí Vega recupera la cercanía de los ’80, esas canciones sutiles en las que vuelve a ser esa hermana amiga que nos abriga con su guitarra, mientras reconoce que la vida es muy extraña, sí, pero que bien vale la pena.



Track List:
01. Birth-Day (Love Made Real)
02. Headshots
03. Caramel
04. Stockings
05. Casual Match
06. Thin Man
07. No Cheap Thrill
08. World Before Columbus
09. Lolita
10. Honeymoon Suite
11. Tombstone
12. My Favorite Plum

4 comentarios:

spellbound dijo...

Suzanne Vega – Nine Objects Of Desire:

http://sharebee.com/4c483f8a

Darío dijo...

Una grande Susan. Ahí voy.

Anónimo dijo...

Veo (y escucho) que no ha perdido su toque. Me encantaba Luka. ¡Gracias!

spellbound dijo...

Mi canción preferida es "Tired of Sleeping" (1990), pero todos sus discos son muy recomandables.

Saludos.